miércoles, 6 de julio de 2016

Mejorando una colección: despacito y buena letra



Con la excusa del coleccionismo, me preguntaron esta semana por mi definición de coleccionista. Lo cierto es que la pregunta me sorprendió, agradó y divirtió a partes iguales pese a que mi respuesta sorprendiese a mi interlocutor, y en cierto modo a mi mismo. Me explico. Respondí que, si tuviese que definir de forma "científica" lo que es un coleccionista o, si tuviese que realizar un perfil genérico que permitiese diferenciar a las personas que son coleccionistas (lo sepan o no) de las que no lo son, lo haría diciendo que en el coleccionista se da una extraña mezcla de perfiles: el de un investigador y un enfermo de Síndrome de Diógenes. 

Diógenes de Sínope
Toda colección comienza como mera acumulación de algo: botellas, latas de refresco, cajas de medicamento, trenes, coches, monedas, cuadros, sellos, cartas... Pero después de esa fase inicial (Síndrome de Diógenes) surge un carácter selectivo: eso ya lo tengo, eso es falso, eso no me vale porque me he centrado en... Y ahí es donde, muchas veces sin saberlo, el acumulador pasa de acumular objetos sin ton ni son a acumular conocimientos sobre un área concreta casi sin darse cuenta (Investigador). 

No obstante no siempre se produce ese salto desde la "acumulación" a la "investigación" y no necesariamente todo coleccionista pasa por estas 2 fases. En cualquier caso, y tras esta introducción, ahora es cuando viene el contenido que realmente tiene que ver con el título de esta entrada: "Mejorando una colección: despacito y buena letra".

Mejorando una colección

Cuando uno lleva tiempo coleccionando algo descubre que ha acumulado una cantidad ingente de objetos que en su mayoría ya no le agradan o que considera irrelevantes. Ese es el momento en el que, muchas veces sin saberlo, se ha vuelto más selectivo y posiblemente se haya centrado en un aspecto concreto.

Mi consejo es que llegado a ese punto se deshaga de todo aquello que no va a seguir coleccionando: ganará espacio para su nueva colección especializada y, dependiendo de la colección, incluso puede obtener un presupuesto extra mediante la venta de los objetos que ya no desea. 

Y es que resulta inevitable pensar que cuando una colección se "especializa"  la incorporación de nuevos elementos resulta cada vez más compleja, bien porque no se quieren repetir elementos bien porque los elementos que faltan se salen de presupuesto o simplemente son inalcanzables. En cualquier caso, es ahí donde entra en juego la paciencia de quien colecciona: la incorporación de elementos a la colección ya no será inmediata sino que entrarán en juego diferentes factores (directamente relacionados con la rareza de los elementos que no se tienen y el presupuesto que se tiene).

Despacito y buena letra

La paciencia y el aprendizaje son los elementos fundamentales que permiten mejorar una colección. Por un lado la paciencia permite "aguantar" tiempo sin volver a la fase de acumulación y por otro, el aprendizaje, permite disfrutar más de los elementos que componen una colección. Ser selectivo siempre es bueno en casi cualquier cuestión que se plantee, cuestión que para un servidor es casi sinómino de "despacito y buena letra".

En resumen, aunque no pretendía alargarme tanto, espero que esta reflexión sirva de ayuda a todos los que coleccionan o se plantean comenzar a coleccionar y no haya resultado aburrida para el resto.

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